Cada uno ve a los altos o a los bajos, según su propia posición en el mundo,
según su limitación,
según su costumbre,
según su deseo,
según su necesidad.
El hombre sonrió y salió a la calle. Se sentía tan liviano que casi flotaba por la vereda.
El señor se encontró con cientos de otros que lo encontraron gigante y algunos otros que lo vieron insignificante, pero ninguno de ellos consiguió inquietarlo.
Ahora el sabía que era uno más.
Uno más…
Como todos…
(del libro Cuentos para pensar de Jorge Bucay)
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